viernes, 26 de junio de 2009

¿Qué es el Movimiento FRATRES?®

El Movimiento Fratres es una organización católica sin ánimo de lucro que fomenta la lectura y meditación de la Palabra de Dios, como fundamento para incentivar y practicar la fraternidad cristiana, especialmente con los grupos de la población más vulnerados por el egoísmo, la insolidaridad y la exclusión afectiva.

  • NUESTRA MISIÓN

    Sensibilizar a la sociedad acerca del preocupante deterioro de las relaciones interpersonales y la importancia de transformarlas y cualificarlas con base en los valores cristianos.
  • NUESTRA VISIÓN

  • Un Movimiento que promueva un cambio significativo en las relaciones humanas, a través de la formación en valores, la asesoría espiritual y sicológica y el ejercicio de la fraternidad cristiana.

    NUESTROS VALORES
    Amor
    Fraternidad
    Solidaridad
    Comprensión
    Oración
    Respeto

    Generosidad
    Alegría

  • NUESTROS OBJETIVOS

  • Realizar actividades informativas y educativas, cursos, conferencias y campañas enfocados a promover la toma de conciencia sobre el deterioro de las relaciones interpersonales en la familia, el trabajo y la sociedad en general y la necesidad de transformar y optimizar esas relaciones con base en los valores cristianos.
  • Asesorar espiritual y sicológicamente a las personas que padecen el drama de la soledad.
  • Acompañar y apoyar a las personas solitarias, a las excluidas de afecto y necesitadas de consuelo.
  • Realizar actividades recreativas y lúdicas en favor de los solitarios, los enfermos, los presos, los ancianos, los jóvenes y las minorías y excluidos de la sociedad.
  • Formar y capacitar en la fe y los valores cristianos.
FUNDAMENTOS DE LA INICIATIVA

El Movimiento FRATRES es la concreción de una idea, fruto de la oración y la reflexión, sobre el estado de la sociedad actual, cada vez más descristianizada y alejada de Dios. Las consecuencias son alarmantes: aumentan el egoísmo, la violencia, la desconfianza, la injusticia, la corrupción… Algunos son solidarios durante ciertas campañas y momentos coyunturales, pero bien pronto vuelven a encerrarse en su egoísmo.

La sociedad en la que nos correspondió vivir ha hecho caso omiso de los valores del Evangelio y, lo peor, muchos de los que se dicen creyentes lo son sólo de apariencia, de prácticas externas, pero, en todo caso, no confirman con su vida lo que dicen con sus palabras. El Mahatma Gandhi se quejaba porque los cristianos son como piedras de río: mojados por fuera, pero secos por dentro.

La Iglesia y la sociedad requieren de personas y comunidades que se comprometan con la causa de Cristo y su Evangelio. Que trabajen por los más necesitados, no sólo de pan material sino de pan espiritual y de amor, de ese sentimiento hoy tan manoseado y desnaturalizado, pero que recobra su dimensión creadora y constructora cuando se vincula a Dios, fuente y nutriente del verdadero Amor.

La propuesta, entonces, es constituir la Fundación o Movimiento FRATRES, que en latín significa 'hermanos', la calidad de los hijos de Dios, un distintivo que fundamenta nuestra dignidad.


Si somos 'Hermanos de verdad' --así dice el eslogan de la Fundación-- trabajaremos como verdaderos prójimos (próximos) con los demás, tendremos relaciones más amables, levantaremos las cortinas de indiferencia que existen entre los seres humanos, nos respetaremos a nosotros mismos y a los que nos rodean; seremos constructores de la paz y la convivencia; seremos proactivos en la práctica del bien y no nos contentaremos con no hacerle mal a nadie; seremos verdaderos hijos de Dios y discípulos de Cristo y no sólo compañeros, camaradas, amigos, vecinos, colegas, 'cuates', 'parces', socios, conocidos, aliados o cómplices. El ser FRATRES le da una nueva dimensión a nuestra relación, porque la vinculamos con Dios, nuestro Padre.

FUNDAMENTO BÍBLICO

La primera verdad de la revelación bíblica sobre el ser humano es ser imagen de Dios, y serlo en la complementariedad del ser hombre y ser mujer. En su condición de criatura, creada por Dios a su imagen y semejanza, se funda tanto la dignidad de la persona humana como la dimensión ética de su existencia.

Sin embargo, ya desde el comienzo, la pregunta de Dios resuena en el eco de la historia del hombre: ¿Dónde está tu hermano? . Y ante la respuesta de Caín, el fratricida, “No sé; ¿soy yo el guardián de mi hermano?”, vuelve a dirigirse a todas las conciencias la replica del Señor: “¿Qué has hecho? La sangre de tu hermano me está gritando desde la tierra”.
[1]

Hoy también la sangre de muchos, muchísimos hermanos nuestros, clama al Señor desde la tierra. Desoír la voz de Dios tiene consecuencias fatales tanto para la relación con Dios como para las relaciones interpersonales. Al crimen abominable del fratricidio se añade el de la mentira y el distanciamiento que pretende justificarla y ocultar el crimen.

Los relatos del Génesis establecen una estrecha relación entre la actitud que debe adoptar el hombre ante Dios en cuanto criatura suya y la actitud que debe adoptar ante los otros hombres, creados todos a imagen y semejanza de Dios: todos los hombres somos verdaderamente hermanos.[2]

Pero la Palabra de Dios nos muestra otra verdad importante: a Dios le importan las personas humanas; le importan en sí mismas; en su relación con Él y en su relación mutua. Se percibe la preocupación divina no tanto por la desobediencia humana cuanto por las terribles consecuencias que tal desobediencia iba a acarrear a los humanos. A Dios le importa la humanidad. Tras la caída el hombre no fue abandonado por Dios.

Jesucristo situará al mismo nivel el "amarás a Dios con todo el corazón…" y el "ama a tu prójimo como a ti mismo". San Pablo llegará aún más lejos y presentará el amor al prójimo no sólo como resumen de los demás preceptos, sino además como su plenitud. El amor humano tiene su fuente en el amor de Dios. El mandamiento nuevo que Jesucristo da a los suyos tiene como modelo y como referencia última la entrega amorosa de la propia vida por aquellos a quienes ama.
[3]

El amor de Dios y de Cristo por nosotros exige amar a los hermanos, de modo que el amor fraterno aparece como la manifestación clara de que amamos a Dios. Dios es el origen, el modelo y la razón última del amor: amando, y amando a todos sin distinción ni límite, el cristiano camina hacia la perfección de Dios. Amando así, hasta a los enemigos, el cristiano hace presente en el mundo la misericordia de Dios.
[4]

Por ello, estamos llamados a amar a los demás como Jesús los ha amado. Hemos sido convocados a ser hombres y mujeres de caridad: para poder anunciar a todo hombre que es amado por Dios y que él mismo puede amar, debemos dar testimonio de caridad para con todos, gastando la vida por el prójimo. El cristiano es el hermano universal; lleva consigo el espíritu de Cristo, su apertura y atención a todos los pueblos y a todos los hombres, particularmente a los más pequeños y pobres. En cuanto tal, supera las fronteras y las divisiones de razas, castas o ideologías: es signo del amor de Dios en el mundo, que es amar sin exclusión ni preferencia.
[5]

EL DRAMA DE LA SOLEDAD


Hay muchos niveles y formas de pobreza, de exclusión, de necesidad. Recientes investigaciones han llegado a la conclusión de que la soledad es una de las principales causas de infelicidad y aunque no constituye un trastorno en si misma va normalmente asociada a sentimientos de descontento, frustración y ansiedad que con cierta frecuencia desembocan en depresión y hasta en suicidio
[6].

Existen algunas condiciones de vida que han propiciado el sentimiento de soledad: los cambios de domicilio que implican el corte de lazos familiares y de amigos, el tipo de relaciones que se establecen en la gran ciudad formales, frías y poco íntimas), las escasas relaciones con la
familia amplia (solo con la nuclear), el incremento de separaciones y divorcios, el aumento desbordado de ‘valores’ individualistas, la búsqueda del éxito personal y la competitividad acentuada. Todo esto conlleva al aumento de la soledad.

Algunos hasta intentan justificar su soledad diciendo que es preferible a una mala compañía pero generalmente comporta tristeza y depresión. Salvo que sea una soledad deseada, elegida y aceptada, la que inspira positivamente a algunos escritores, artistas, poetas y científicos, se trata de una soledad amarga que muchos tienen que soportar debido a la orfandad, el divorcio o la viudez y, peor, debido a la terrible indiferencia y desinterés de quienes se dijeron amigos, compañeros y hasta hermanos.

¿Quiénes son víctimas del drama de la soledad? Muchos y cada vez más: ricos y pobres, adultos y jóvenes, hombres y mujeres.

A estos grupos humanos, incomprendidos, excluidos y sufrientes, es a quienes, principalmente, se orientará la acción del Movimiento FRATRES, a través de ayuda espiritual, sicológica, social, recreativa, de acompañamiento, etc.

Aunque FRATRES está fundamentado e inspirado en Cristo y su Evangelio, no es una organización eclesiástica o religiosa, sino eminentemente laica o civil; tampoco participará ni dependerá de algún movimiento o partido político; y, por supuesto, desarrollará su misión a favor de toda persona o grupo social sin distingos de raza, credo, ideología, nacionalidad, posición social o económica. Haremos el bien sin mirar a quien.


[1] MENDOZA, Rodolfo, LÚCAR, Gloria Aplicación del Programa de Religión EREC 2006; para los Módulos de Religión "Amor de Dios" .Metodología MAD.
http://www.metodologiamad.cl/2Apoyo2006.htm.


[2]http://www.clerus.org/clerus/dati/2000-10/13-999999/402.html


[3] http://www.clerus.org/clerus/dati/2000-10/13-999999/402.html
[4] http://www.metodologiamad.cl/6Apoyo2006.htm
[5] http://www.metodologiamad.cl/6Apoyo2006.htm
[6] http://www.sappiens.com/castellano/articulos.nsf/Autoayuda/Inquietudes_sobre_la_soledad/74DC71E9DB690F52C1256FBD007BC5AB!opendocument